Por qué caminar descalzo y usar zapatos descalzos es tan saludable

 Nacemos sin zapatos, podemos caminar perfectamente descalzos y así desarrollar una forma de caminar natural y que protege las articulaciones. Sin embargo, nuestra vida actual no está diseñada para andar descalzos todo el día.

Por qué ya no caminamos descalzos

Quien camina descalzo no solo en la playa o en el césped, sino en todas las actividades, es mirado de manera extraña y a menudo etiquetado como excéntrico, hippie o marginado. Caminar descalzo simplemente no es socialmente aceptable. El suelo sobre el que caminamos rara vez es natural. Más bien, caminamos principalmente sobre asfalto y por eso debemos proteger nuestros pies con zapatos de vidrios rotos, bordes afilados o piedras calientes.

En el asfalto duro, una piedra afilada o una ramita se clava mucho más fácilmente en nuestra piel que en el suelo natural del bosque o del prado, que siempre cede un poco. ¡Por lo tanto, necesitamos suficiente protección para nuestros pies!
El uso de zapatos descalzos es la opción que más se acerca a caminar descalzo. Una vez que experimentas la comodidad de los zapatos descalzos, definitivamente no querrás prescindir de ellos. ¡Usar zapatos descalzos tiene enormes ventajas!

¿Qué cambia al usar zapatos descalzos?

Simplemente quítate las zapatillas de correr y corre descalzo. Rápidamente notarás que nunca aterrizas sobre tus talones. ¡Inconscientemente sabemos que dolerá! Nuestra forma de caminar está diseñada para que la parte delantera del pie toque el suelo primero. Eso es exactamente lo que hacemos automáticamente al correr sin zapatos, un tipo de instinto primitivo que nos protege de lesiones.
Los niños pequeños a los que no se les pone zapatos mientras aprenden a caminar hacen exactamente eso. Primero pisan con la parte delantera del pie antes de rodar el pie hasta el talón. Lamentablemente, este movimiento natural se desaprende con nuestros zapatos modernos. Ya no aterrizamos sobre la parte delantera del pie, sino principalmente sobre el talón. Esto se acentúa aún más cuando se usan zapatos de tacón. Muchos golpean sus talones en el suelo.

En esta forma de caminar poco natural para nosotros los humanos, se utilizan significativamente menos músculos. Los pasos pueden hacerse mucho más largos si se apoya primero el pie en el talón. En consecuencia, se deben dar significativamente menos pasos para la misma distancia que al caminar naturalmente con el metatarso. Gracias a las propiedades amortiguadoras de los zapatos modernos, las articulaciones y la columna vertebral pueden soportar en parte bien el duro rodamiento sobre el talón, ¡pero a veces no! En la juventud, la mayoría no tiene problemas con esto. Sin embargo, con el aumento de la edad, muchas personas sufren enormemente de dolores articulares.

Muchos no saben que estos dolores pueden estar relacionados con la forma de caminar poco natural. Esta provoca la pérdida de músculos de apoyo importantes que protegen nuestro aparato articular, así como una mayor carga debido a la amortiguación insuficiente.

Volver a caminar naturalmente con zapatos descalzos

Los zapatos descalzos a menudo también se denominan zapatos mínimos. Tienen una suela muy delgada y, sobre todo, flexible. Están diseñados para asegurar que tu pie use todos los músculos al correr, los mismos que se utilizan al caminar descalzo. Lamentablemente, muchos han perdido precisamente estos músculos o no los desarrollaron en la infancia debido al uso de zapatos. Por eso, uno debe acostumbrarse lentamente a los zapatos descalzos.

Dale tiempo a la musculatura de tus pies y piernas para desarrollarse. Después del cambio, seguramente sentirás cambios en tu cuerpo. Caminar descalzo o correr correctamente con zapatos descalzos protege nuestras articulaciones en los pies, tobillos, rodillas, caderas y la columna vertebral.
Nuestro cuerpo tiene una amortiguación natural incorporada. Si volvemos a caminar naturalmente, los zapatos de alta tecnología caros con amortiguación sofisticada son absolutamente innecesarios e incluso contraproducentes. Es muy importante que hagas pasos más cortos para poder pisar con el metatarso. Si los pasos son demasiado largos, ya no es posible y terminas inevitablemente en los talones.

Es como con todas las demás rutinas que uno quiere entrenar. Hay que mantenerse constante y entrenar el caminar natural una y otra vez, preferiblemente a diario. Entonces, en algún momento cambiarás automáticamente y no tendrás que prestar atención conscientemente a caminar correctamente. El caminar con el metatarso se convertirá en tu nueva rutina.

Puedes preparar especialmente bien tus pies para los zapatos descalzos caminando descalzo tan a menudo como sea posible, y lo mejor es hacerlo sobre diferentes superficies. Al principio, es adecuado un césped suave o también una playa de arena. Una vez que te hayas acostumbrado un poco, puedes probar siempre nuevas superficies.

De repente más dolores al usar zapatos descalzos

Puede suceder que en los primeros días tengas dolores musculares y articulares. Lo primero es una señal positiva, ya que estás desarrollando músculos que se habían atrofiado debido al caminar antinatural. ¡Sin embargo, el dolor articular es una señal de advertencia!
Muchos cometen el error de caminar con zapatos descalzos tal como lo hacían antes, es decir, aterrizando fuertemente sobre el talón. Dado que muchos zapatos descalzos no tienen amortiguación, nada absorbe el impacto y la carga sobre las articulaciones aumenta enormemente.

Nuestros ZAQQ zapatos descalzos son perfectos para la transición.

Nuestras suelas son súper delgadas y flexibles, pero aún así tienen una ligera amortiguación. Esto facilita la transición del caminar con el talón al caminar con el antepié. Es completamente normal que al principio sigas aterrizando en el talón, después de todo, lo has hecho así durante años. Desentrenar este hábito lleva tiempo.

Con nuestra amortiguación mínima, aún proteges tus articulaciones si al principio no logras caminar con el antepié. En nuestros ZAQQ zapatos descalzos, caminar adquiere una calidad completamente nueva. Sientes el suelo y percibes tu entorno de manera completamente diferente. Proteges tus articulaciones y tu columna vertebral y desarrollas nuevamente los músculos de manera óptima, que todo nuestro aparato locomotor necesita para mantenerse ágil y saludable.

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